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"entendí que una vez que esa música sale de ti ya no solo es tuya, es también de quien la escucha y la entiende desde lo que conoce y siente"

Me recuerdo cantando canciones desde siempre. Mi casa siempre estuvo, ha estado y estará llena de música. Creo que empecé a cantar casi al mismo tiempo que aprendí a hablar. Me pasé toda mi infancia cantando canciones inventadas y soñando que era cantante. 

A los 15 decidí que iba a tocar la guitarra. Necesitaba más música para inventarme más canciones. Cogí un libro de acordes y creo que solo me aprendí dos. Me aburrí. Empecé a inventármelos. Y así hasta hoy. Escribía. Cantaba y tocaba, y eso me costaba muchísimo. ¿Como se podía hacer las dos cosas a la vez? Pero insistía. Mi habitación empezó a estar llena de folios y libretas solo con las letras. La música me la sabía de memoria. Como ahora. 

Un día me di cuenta que necesitaba escribir y cantar lo que sentía. Era mi diario personal, tan personal que no me atrevía a enseñárselo a nadie. Y así pasaron muchos años. Cuando me decidí a hacerlo entendí que una vez que esa música sale de ti ya no solo es tuya, es también de quien la escucha y la entiende desde lo que conoce y siente. Y eso creo que es de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Realmente pienso que hay pocas cosas mejores que compartir. 

Siempre hay un trozo de una misma en lo que se escribe. Llegué a la conclusión de que no se necesita pensar tanto para hacer canciones, lo que tenía que hacer era dejarme sentir, permitírmelo. Y eso a veces también se convierte en una lucha entre tus miedos y tu corazón. Casi siempre dejo que el corazón gane, soy una sentimental, no puedo evitarlo.

 

A veces sueño con que mis canciones le ponen letra a aquellas cosas que, a veces, no sabemos como expresar. Darle voz a frases que están dentro y que tenemos miedo de oír en voz alta. Al final, si te dejas, la música puede ayudarte a encontrarte. Conmigo lo hace… ojalá mis canciones también lo hagan contigo. 

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